En 2017 el clan Yamaguchi-gumi, el mayor de los bōryokudan (literalmente, “grupos violentos”) del país, quedó dividido en tres grupos. Hace algún tiempo una situación así podría haber dado paso a una cruenta guerra intestina con una interminable cadena de venganzas, pero hoy en día, gracias al riguroso marcaje policial y a una legislación más efectiva, las facciones rivales parecen paralizadas y no se arriesgan a hacer ningún movimiento en falso. Aun así, todo indica que algo se está moviendo bajo la superficie. ¿Qué cambios traerá al hampa japonesa esta escisión?
La dinámica de la yakuza está empezando a alterarse con el fraccionamiento del clan Yamaguchi-gumi, que se jactaba de ser una organización monolítica.
El nuevo clan Ninkyō Yamaguchi-gumi, creado en abril de este año, es una escisión del Kōbe Yamaguchi-gumi, que a su vez se separó a finales de agosto de 2015 del Yamaguchi-gumi. Aunque los tres grupos se encuentran actualmente enfrentados, conscientes de que bajo las nuevas leyes promulgadas contra los bōryokudan un enfrentamiento armado a toda escala entre ellos podría significar su destrucción, se están limitando a dirimir sus diferencias mediante pequeñas escaramuzas, evitando los choques más aparatosos. El resultado es que se está manteniendo un curioso equilibrio entre los tres.
“Desde la escisión de hace dos años”, confiesa un hampón que sigue la disciplina de la organización matriz, “nos movemos con la máxima precaución. Para no chocar por cualquier asunto secundario con el clan Kōbe Yamaguchi-gumi, salimos a beber con mucha menor frecuencia. Como hay muchos sitios a los que ya no podemos ir, compramos unas simples latas de cerveza y nos las tomamos en nuestras casas u oficinas, o nos reunimos en la empresa de algún conocido. Si alguna vez salimos, es al bar de algún pariente, o a los regentados por las chicas de nuestros compañeros jóvenes. Así, todo queda en casa”.
Otro hampón encuadrado en el rival Kōbe Yamaguchi-gumi dibuja un cuadro similar: “Últimamente bebemos y vamos al karaoke casi siempre durante el día. Nos han dicho que por la noche es más fácil acabar complicados en algún lío. No tenemos ninguna libertad de movimiento. Además, por las noches tenemos que encargarnos de solucionar los roces esporádicos que se ocasionan, así que tampoco nos dejan descansar. Dormimos todos con el móvil junto a la almohada”.
Proceso de escisión
2005 | Tsukasa Shinobu (alias de Shinoda Ken’ichi), procedente del grupo Kōdō-kai, con sede en Nagoya, se convierte en el sexto líder histórico del clan Yamaguchi-gumi. |
Agosto de 2015 | Escisión del Yamaguchi-gumi. La facción escindida forma el Kōbe Yamaguchi-gumi bajo la jefatura de Inoue Kunio. |
Mayo de 2016 | Fracasan las negociaciones iniciadas por los líderes de ambos grupos. |
Agosto | Un año después de la escisión los enfrentamientos arrojan un saldo de 86 incidentes, incluyendo cuatro asesinatos, y 976 detenciones. |
Abril de 2017 | Escisión en el Kōbe Yamaguchi-gumi. Los escindidos forman el Ninkyō Dantai Yamaguchi-gumi (el nombre se acortó a Ninkyō Yamaguchi-gumi en agosto), bajo la jefatura de Oda Yoshinori. Descontento en el seno de la nueva organización en relación con las cuotas. |
Oeste contra Este, el nuevo esquema tras la escisión
Según datos de la Agencia Nacional de Policía y otras fuentes, la organización matriz y la escindida Kōbe Yamaguchi-gumi han protagonizado cerca de 100 incidentes desde que se produjo la ruptura hace dos años. Dos de los más sonados fueron el ataque de marzo de 2016, en que se hizo chocar un volquete contra una dependencia del grupo rival, y el choque de mayo de ese año en el que resultó muerto a tiros un dirigente de un grupo adscrito al Kōbe Yamaguchi-gumi. Según las mismas fuentes, se han realizado unas 2.000 detenciones. El 6 de junio de este año, un “delito menor” como cambiar de modelo de móvil poniéndolo a nombre de otra persona (en concreto, una amistad femenina), ocurrido además cuatro años antes, permitió a la policía de Hyōgo detener a Inoue Kunio, líder del Kōbe Yamaguchi-gumi, quien volvió a ser detenido más tarde por la policía de Kioto, esta vez como sospechoso de estar involucrado en una agresión ocurrida en enero. Inoue salió en libertad provisional en julio. Las autoridades policiales actúan con este celo porque tienen la amarga experiencia de lo ocurrido hace 30 años, entre 1985 y 1987, con la llamada “Guerra Yama-ichi”, desatada entre el Yamaguchi-gumi y el grupo Ichiwa-kai.
Agentes de la policía de Aichi examinan el lugar de Naka-ku (Nagoya) donde el 15 de mayo de 2016 fue mortalmente tiroteado el dirigente de un grupo adscrito al clan Kōbe Yamaguchi-gumi. (Fotografía: Jiji Press)
La “Guerra Yama-ichi” ocurrió a raíz de una escisión producida a consecuencia de las disputas por la sucesión del clan Yamaguchi-gumi. Durante la “guerra”, fue asesinado a tiros el cuarto jefe histórico del clan. Cuando cesaron las hostilidades, se contabilizaban cerca de 320 enfrentamientos en todo el país y 95 víctimas, entre muertos y heridos, algunos de ellos ciudadanos sin relación con las mafias. La diferencia con aquella situación es que entonces una gran parte de quienes formaban el escindido Ichiwa-kai fueron abandonando sus filas, con lo que organización quedó muy debilitada, mientras que ahora el escindido Kōbe Yamaguchi-gumi ha logrado conservar sus fuerzas.
Según estadísticas de la Agencia Nacional de Policía, el clan Yamaguchi-gumi seguía siendo tras la escisión el más poderoso del país, con cerca de 5.200 integrantes a finales de 2016. Por su parte, el Kōbe Yamaguchi-gumi, antes de ocurrir la escisión del Ninkyō Yamaguchi-gumi, se situaba en el tercer puesto, con cerca de 2.600 miembros.
El núcleo del Kōbe Yamaguchi-gumi está formado por el Yamaken-gumi, que venía siendo la principal facción dentro del Yamaguchi-gumi. Al abandonar el histórico grupo, se llevaron consigo el simbólico daimon o escudo de la organización, reclamando así reconocimiento como corriente principal dentro de la misma.
Principales organizaciones catalogadas como bōryokudan
Nombre (Sede) | Líder | Miembros (aprox.) |
---|---|---|
Yamaguchi-gumi VI (Hyōgo) | Tsukasa Shinobu (alias de Shinoda Ken’ichi) | 5.200 |
Sumiyoshi-kai (Tokio) | Nishiguchi Shigeo | 3.100 |
Kōbe Yamaguchi-gumi (Hyōgo) | Inoue Kunio | 2.600 |
Inagawa-kai (Tokio) | Kiyota Jirō (alias de Sin Byongyu) | 2.500 |
Matsuba-kai (Tokio) | Ogino Yoshirō | 650 |
Kyokutō-kai (Tokio) | Matsuyama Shin’ichi (alias de Jo Gyuhwa) | 590 |
Dōjin-kai (Fukuoka) | Kobayashi Tetsuji | 540 |
Kudō-kai V (Fukuoka) | Nomura Satoru | 420 |
Kyokuryū-kai (Okinawa) | Tominaga Kiyoshi | 360 |
Namikawa-kai (Fukuoka) | Namikawa Masahiro (alias de Park Jung-ho) | 240 |
Kyōsei-kai V (Hiroshima) | Moriya Atsumu | 180 |
Fukuhaku-kai III (Fukuoka) | Nagaoka Torao (alias de Kim In-seong) | 150 |
Sōai-kai (Chiba) | Shiizuka Noburu | 140 |
Azuma-gumi II (Osaka) | Takimoto Hiroshi | 140 |
Taishū-kai (Fukuoka) | Hidaka Hiroshi | 130 |
Aizu Kotetsu-kai VI (Kioto) | Baba Yoshitsugu (retirado) | 110 |
Kyōdō-kai III (Hiroshima) | Ikezawa Nozomu (alias de Watanabe Nozomu) | 100 |
Gōda Ikka VII (Yamaguchi) | Hirosue Makoto (alias de Kim Kyo-hwan) | 90 |
Asano-gumi V (Okayama) | Nakaoka Yutaka | 90 |
Kozakura Ikka IV (Kagoshima) | Hiraoka Kiei | 70 |
Shinwa-kai II (Kagawa) | Kira Hirofumi | 40 |
Sakaume-gumi IX (Osaka) | Yoshimura Mitsuo | 30 |
* Los datos son de finales de 2016 y proceden del anuario Heisei 28-nen ni okeru soshiki hanzai no jōsei, publicado por el Departamento de Políticas contra el Crimen Organizado de la Agencia Nacional de Policía.
Si el grupo escindido ha podido mantenerse a flote, cabe pensar que ha sido por la forma en que ha sabido preparar el terreno negociando con organizaciones afines de todo el país. En su libro Ōkoku no hōkai: Yamaguchi-gumi bunretsu no shinsō (“Un reino que se desmorona: lo que se esconde bajo la fractura del Yamaguchi-gumi”), Sakurai Kenji, antiguo dirigente de un grupo afiliado al Yamaguchi-gumi, explica que en la mitad occidental del país, hasta la región de Kansai (que incluye Osaka, Kioto y Kōbe), el Kōbe Yamaguchi-gumi dispone de muchos simpatizantes entre las organizaciones mafiosas. El Sakaume-gumi de Osaka y el Asano-gumi de Okayama son dos ejemplos de grupos que, habiéndose mantenido hasta el momento próximos al Yamaguchi-gumi, están empezando a girar en la órbita de la nueva organización.
Por su parte, el Yamaguchi-gumi está centrando sus esfuerzos en estrechar lazos con los grupos mafiosos de la mitad oriental del país, incluyendo Tokio. “Antes de la escisión”, explica Sakurai, “las organizaciones de Kantō [región de Tokio] veían al Yamaguchi-gumi como un rival, pero esto está cambiando. El clan [de Tokio] Sumiyoshi-kai se ha acercado mucho al Yamaguchi-gumi tras un proceso en el que los clanes Inagawakai y Matsuba-kai, próximos al Yamaguchi-gumi, han actuado como mediadores. Dentro del Sumiyoshi-kai hay un buen número de partidarios del Kōbe-Yamaguchi-gumi y el debate existe, pero no sale a la superficie”.
En términos generales, tras la fractura del Yamaguchi-gumi las cosas se están moviendo hacia un esquema de antagonismo Este-Oeste, aunque, como señala Sakurai, a la legislación contra los “grupos violentos” y los diversos reglamentos y ordenanzas emitidos viene a sumarse ahora la amenaza de la tipificación del delito de “preparación de actos terroristas y otros delitos” (conocido también como “delito de conspiración”), así que las organizaciones están prácticamente paralizadas. Puede decirse que la imposibilidad de exteriorizar los antagonismos está creando una situación de equilibrio de fuerzas.
Cambios también en la disciplina
En este contexto de nuevas tendencias o movimientos, la propia “ética” de la yakuza está empezando a transformarse.
Lo que ha dado carácter a la yazuka es el llamado “sistema del jikisan”. En su origen, se denominaba jikisan al conjunto de los samuráis que dependían directamente del bakufu o gobierno shogunal durante el periodo Edo (1603-1867). En el mundo de la yakuza, jikisan designa a los miembros de la organización que han jurado lealtad directamente al oyabun (jefe, superior), lo cual se escenifica con un brindis. En el mundo del hampa se establecen, mediante estos rituales, unas relaciones jerárquicas pseudofamiliares similares a las de un padre con su hijo o a las que existen entre los hermanos, relaciones a las que se atribuye un valor absoluto.
Romper una organización con cuyo jefe se ha brindado para escindirse de ella (“devolver la copa”), no es aceptable en este mundo de jerarquías incontestables. Pero en este caso quienes se separan alegan que existe una razón que justifica su escisión. Después de la ruptura, el clan Yamaguchi-gumi procedió a expulsar a los líderes del Kōbe Yamaguchi-gumi, que trató de la misma manera a los del Ninkyō Yamaguchi-gumi.
De suyo, un castigo como la ruptura unilateral de relaciones o la expulsión del grupo supone, para el repudiado, tener que decir adiós al mundo del hampa, ya que quienes mantengan cualquier trato con él se arriesgan a enemistarse con la organización. Es parte de la férrea disciplina que impera en este mundo, una dura ley que, por otra parte, ha hecho posible que se mantenga un cierto orden entre los grupos.
Sin embargo, esta serie de escisiones en el seno del Yamaguchi-gumi está llevando a una situación que podría significar el fin de ese orden.
“Hasta ahora”, señala Sakurai, “la expulsión o repudio era una medida inapelable. Pero esto ha perdido toda su fuerza vinculante. Hayas sido expulsado o repudiado, ahora puedes acogerte a una organización rival. Y si recibir este castigo ya no asusta, aquí cada cual puede hacer lo que le dé la gana. Las reglas del juego han cambiado. Y esta relajación de la disciplina es un factor preocupante.
No es momento para rencillas
A esto hay que sumar el hecho de que las organizaciones están perdiendo cohesión.
La tónica general en todo el país es de una imparable reducción del tamaño de las organizaciones, debido a la creciente presión policial. Frente a los cerca de 70.000 hampones de principios de los años 90, a finales de 2016 su número se calculaba en 18.100. El Yamaguchi-gumi, que recibía el nombre de “la Legión de los 40.000” en referencia a su número de miembros, incluyendo los no regulares, tras la citada escisión apenas es hoy en día una cuarta parte de lo que era.
Además de un descenso del número absoluto de sus integrantes, las organizaciones sufren ahora escisiones. Algunos hampones dejan oír su voz.
“Siempre es necesario disponer de un cierto número de miembros, pues uno nunca sabe cuándo o por qué motivo puede ocurrir un conflicto”, comenta un miembro del Yamaguchi-gumi. “Pero en mi oficina ahora no tenemos ni una quinta parte de los miembros que llegamos a tener. Así están las cosas. Hay por ahí otros grupos afiliados al nuestro que ni siquiera se pueden permitir poner un vigilante en el aparcamiento del jefe”.
“Aquí también”, confiesa un miembro del Kōbe Yamaguchi-gumi. “Desde que una parte del Yamaken-gumi se escindió y formó el Ninkyō Yamaguchi-gumi, andamos bajos de moral. Sufrimos de falta de personal y esto afecta incluso a algunos jefes, que ya solo disponen de un puñado de subordinados. Esto es lo que hay”.
En estas circunstancias tan críticas, muchos hampones están entendiendo que no es el momento más adecuado para enzarzarse en disputas evitables. Un miembro de una organización adscrita al Yamaguchi-gumi se expresa en estos términos:
“La ruptura ha venido de arriba, los de abajo estamos al margen y no entendemos esas cosas. Puede haber momentos de tensión, pero cuando los que conocemos la calle hablamos entre nosotros vemos que en el fondo vamos a lo mismo y todo va como una seda. En la yakuza estamos todos en la misma sopa, uno siempre tiene algún conocido en algún sitio y hay una cierta hermandad”.
Un ejemplo lo encontramos en los natsumatsuri (festivales veraniegos de barrio) que se celebran durante esta temporada. En ellos no pueden faltar las casetas o puestos de venta. Entre ellas, algunas están operadas al lado de otras de organizaciones enfrentadas.
“Las leyes se han endurecido y el mercado se está reduciendo a ojos vistas. No son momentos para andar discutiendo. Nosotros podemos venir de organizaciones distintas, pero en la calle todos hacemos piña”, concluye.
Con estas apreciaciones coincide plenamente un miembro del Kōbe Yamaguchi-gumi.
“A nivel de calle, nuestra relación con el Yamaguchi-gumi es la de coexistir para crecer juntos. Es como un acuerdo tácito. Si topamos con ellos en algún sitio, tenemos nuestras señales o gestos para evitar que la cosa pase a mayores. Nosotros, ellos y los del Ninkyō Yamaguchi tenemos el mismo escudo. Vamos, que lo que nos gustaría es que se dejasen de disputas y volviéramos a unirnos. Yo creo que deberíamos dejar de andar a la greña y empezar a pensar en las cosas, simplemente, en términos de yakuza.
Reportaje y texto: Redacción de POWER NEWS
Fotografía del encabezado: Tsukasa Shinobu (alias de Shinoda Ken’ichi), jefe del bōryokudan Yamaguchi-gumi, en una instantánea tomada en la estación de Shinkōbe de la línea JR en la ciudad de Kōbe, el 9 de abril de 2011. (Jiji Press)